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| Miguel Llop |
Ya no canta el ruiseñor en la mañana,
sin embargo, un olor especial perfila el ambiente,
de rojo y amarillo se tiñe su vestido,
ondea al viento su capa de bruma
y la hoja de roble ya marchita,
se desliza entre sus dedos
despojando las ramas que brotaron
dulces en primavera,
que ahora gota a gota,
cubren con su manto
los suelos de campos y jardines.
El verano se entristece y protesta,
aunque quiere y lo desea,
aunque se aferra con rabia,
no puede impedir el descaro
con que el otoño se pasea.
Un nuevo cambio ha llegado,
de uno es la pena
y de otro la fiesta.
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| Alexandr Kicenko |
Luis García G. . . . . Luissierra59 . . . .Octubre 2012
